Innovaciones tecnológicas y su impacto en la educación
El crecimiento de la educación en línea impacta en la enseñanza universitaria
27.10.2014 20:35Las universidades no han cambiado mucho desde que los estudiantes se reunieron por primera vez en Oxford y Boloña en el siglo XI. La enseñanza ha estado limitada por la tecnología. Hasta hace poco un estudiante necesitaba estar en un salón de clase para oír al profesor o alrededor de una mesa para debatir con otros estudiantes. Sin embargo, la innovación está eliminando esas limitaciones y logrando un cambio radical en la educación superior.
La enseñanza online adopta muchas formas. Wikipedia, una enciclopedia en línea cuyos contenidos son incorporados por los propios usuarios, tiene explicaciones detalladas maravillosas. YouTube contiene instrucciones sobre cómo hervir un huevo así como clases sobre cosmología. Dentro de muchas universidades la enseñanza online está desplazando a la presencial. Los profesores publican los materiales de los cursos y videos de sus clases en la red. Los estudiantes interactúan entre ellos y presentan sus trabajos por correo electrónico. Incluso aquellos que viven en los campus de las universidades aprenden principalmente en línea, sin concurrir a clase y presentándose solamente al examen final.
En Estados Unidos, doblegándose ante lo inevitable, las universidades se han unido a varios emprendimientos en el afán de proporcionar educación independiente online, a través de cursos abiertos masivos en línea, o MOOC por sus siglas en inglés (Massive Open Online Courses). Aunque queda mucho por experimentar, la economía puede iluminar cómo podría cambiar el mercado de la educación superior.
Dos grandes fuerzas integran los costos de las universidades. La primera es la necesidad de proximidad física. Agregar estudiantes es caro -requiere más edificios y profesores- y entonces el costo marginal de producción de la universidad es alto. Eso significa que incluso en un mercado competitivo, donde el precio converge hacia el costo marginal, la educación moderna es cara.
También es difícil aumentar la productividad. Los profesores universitarios pueden enseñar como mucho a unos pocos cientos de estudiantes cada semestre, el máximo que puede ser comprimido en los salones de clase y las listas de examen. Debido a que es tan intensiva en mano de obra la educación superior depende de un gran número de instructores a los que se les paga salarios relativamente bajos.
Los MOOC funcionan en forma completamente diferente. Alex Tabarrok, un economista de la Universidad George Mason y co-fundador de un sitio de educación online, Marginal Revolution University, calcula que la característica más saliente del curso en línea es su bajísimo costo marginal: enseñar a estudiantes adicionales es virtualmente gratis. Sin embargo, el costo fijo de crear un curso online es relativamente alto. Empezar significa elaborar un plan de estudios, producir material escrito y grabado para explicarlo, y crear un sitio interactivo que facilite la discusión y el retorno.
Luego de haber invertido en la producción de un curso, el incentivo de un proveedor es vendérselo a la mayor cantidad posible de estudiantes. Luego de que se cubre el costo inicial toda unidad adicional vendida es ganancia pura. Un precio bajo maximiza las inscripciones y las ganancias. Pero con la convergencia de los precios hacia los costos marginales, va a haber poco margen para cobrar más barato que la competencia. En cambio los MOOC probablemente compitan en calidad, sugiere Tabarrok. Los altos costos de producción son un pequeño precio a pagar para atraer un mayor número de estudiantes. Esos mercados normalmente evolucionan hacia competencias con “superestrellas” en las que el ganador se lleva todo. Los mejores cursos atraen a la mayoría de los consumidores y como resultado ganan mucho. En este aspecto la educación en línea se parece más a las industrias de la información, como las productoras de películas, que a las industrias de servicios como las peluquerías.
El mercado de los libros de texto ya cae en esta descripción. Los nuevos libros de texto son caros de escribir y diseñar pero pueden reproducirse a muy bajo costo. No es sorprendente que solamente cuatro textos introductorios de economía representen la mitad del mercado estadounidense, de acuerdo a Tabarrok. De hecho, dice Tyler Cowen, un co-fundador de la Marginal Revolution University, es posible que las editoriales de libros de texto estén mejor equipadas que las universidades para desarrollar los MOOC de forma rentable.
El mercado de los profesores también se va a transformar. Los mejores profesores van a ser fabulosamente productivos, alcanzando a tener cientos de miles de estudiantes. Podría entonces haber muchos menos de ellos, cada uno ganando como las superestrellas en la industria del entretenimiento.
El bajo costo marginal de los MOOC es el responsable por parte de la mala prensa que reciben ocasionalmente. Los consumidores arriesgan poco al inscribirse, por lo que tanto las tasas de inscripción como las de abandono son altas. Sin embargo, eso no es necesariamente un reflejo de baja calidad. Un análisis de más de 1.000 estudios de resultados de cursos online realizado por el Departamento de Educación de Estados Unidos encontró que a las personas que completan esos cursos les va mejor en promedio que a los estudiantes de cursos presenciales.
DIFERENCIAS.
Caroline Hoxby, una economista de la Universidad de Stanford, sostiene que los MOOC amenazan a distintas universidades de distintas formas. Las instituciones menos selectivas son sustitutos cercanos de los MOOC. El contenido de los cursos es normalmente estandarizado y la interacción con los profesores es limitada a fin de mantener bajos los costos. Los estudiantes generalmente pagan personalmente el costo de su educación y por adelantado, pero las tasas de abandono son altas de todas maneras. Los MOOC pueden ofrecer una experiencia similar con más flexibilidad y a un costo muy inferior. Aunque algunas de esas instituciones pueden prosperar como portales para cursos desarrollados en otros lugares, u otorgando títulos de grado basados en parte en material aprendido en los MOOC, la mayoría enfrentan un riesgo serio de ser desplazadas.
Las instituciones de elite enfrentan circunstancias muy distintas, estima Hoxby. Operan como empresas de capital de riesgo, ofreciendo educación subsidiada, intensa en mano de obra para estudiantes altamente calificados. Su objetivo es cultivar un sentimiento de pertenencia y gratitud en estudiantes a fin de recuperar su inversión décadas después bajo la forma de donaciones de ex alumnos exitosos.
Irónicamente, estas universidades pueden haber amenazado sus propios modelos de negocios al adoptar los MOOC. Los cursos online rompen el vínculo personal entre los estudiantes y la universidad y, al ser ofrecidos a bajo costo a estudiantes de afuera de la universidad, pueden hacer que sus graduados normales se sientan más como tontos que como los pocos elegidos. Para las mejores universidades, la mejor apuesta puede ser simplemente preservar su exclusividad.
Fuente: El País
Foto: Cuartoscuro
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